mil grullas de papel
Sadako Sasaki, una estudiante de primer año, enfermó y murió muy rápidamente de leucemia diez años después de la bomba, en el Hospital de la Cruz Roja. Hasta sus últimos días mantuvo la esperanza de sanar confiando en un antiguo dicho japonés: ‘plegar mil grullas de papel te traerán buena suerte.’ Su principal problema era que el papel era muy escaso, así que todos, amigos y personal del hospital, contribuían. Llegó a usar papel de caramelos, los que doblaba con la ayuda de alfileres. Algunas de sus grullas pueden verse en el Museo; otras fueron entregadas en su funeral.
Lo súbito de su enfermedad y muerte hizo tomar mayor conciencia a sus compañeros del horror de la bomba atómica e iniciaron una campaña para construir el ‘Monumento de los Niños por la Paz’ para descanso de su alma. En el interior hay una campana con forma de grulla. Tradicionalmente, los alumnos se acercan a él, oran y tocan la campana.
La gente comenzó a enviar cientos y cientos de grullas durante todo el año. Actualmente, muchas de ellas se han usado para conformar cuadros (como si fueran venecitas) que se muestran alrededor del monumento.
Junto con el programa del evento se entrega un trozo de papel dorado y las instrucciones para armar la grulla. ‘Saber plegar grullas’ es algo propio de todo habitante de la ciudad.
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